Obscura
es una banda que ha puesto todo su esfuerzo en construir su futuro en cada
disco que lanza al mercado, y es completamente inadmisible pasar por alto su
enorme entendimiento de un género que a estas alturas ha sufrido un sinnúmero
de mutaciones, a pesar de que existen cientos de versiones bajo distintas
máscaras de lo que se cataloga hoy como metal extremo técnico o progresivo, lo
que hace diferente a obscura es que jamás cayeron en el desuso de su capacidad
cerebral, cualquier álbum de estos colosos alemanes representa una nueva génesis
en el death metal moderno y esta vez
quiero ofrecer mi interpretación personal de un disco crucial para el
movimiento extremo mundial, no solo por la forma en cómo se gestó, sino en sus
acciones y sus consecuencias. Estoy hablando de 'Cosmogenesis' (2009) un disco que no se retiene nada hasta obtener
lo que le corresponde. No existen recovecos que estén fuera de sus límites o
que falten explorar cuando toman la postura del aperturismo en todas sus
formas, esto está implícito en su música y 'Cosmogenesis'
hace gala de ello con canciones cruentas, sin concesiones a la hora de tratar
con un elevado grado de técnica un despliegue de medios alucinante.
Hannes Grossmann (bateria) Jeroen Paul Thesseling (bajo), Steffen Kummerer (guitarra y voces) y Christian Münzner (guitarra) |
De la cacofonía de la violencia al mutismo
atroz de la muerte
atroz de la muerte
Pero por más meritoria que sea esta producción artística, es innegable que su
iniciativa obedece a la labor de una persona clave, y en este caso es la de Steffen Kummerer. Una autoridad
visionaria capaz de decidir sobre cuestiones indispensables en el sonido de
obscura. De hecho, más que su líder, Kummerer
encarna el avatar del antihéroe que disfruta de lograr todo aquello a lo que
aspira asi sea imponiéndose a los demás. Es importante mencionar que su mentalidad estaba íntegramente enfocada en potenciar su
capacidad de sugestión sobre el público, y el involucrarse en el proceso de producción
del disco junto al productor V. Santura demuestra su intención de no dejar que
nada se salga de su control. La verdad es que motivos no le faltaban, porque
este trabajo representaba la opera prima de una serie de discos vinculados
en torno a una perspectiva mordaz e inteligente para abordar un mundo
despersonalizado que en vano trata de atar humanidad a un fatalismo anti-cósmico voraz y despiadado. De este modo cada canción del disco favorece a que los
artificios conocidos en el género estallen desde un principio, los encargados
de hacer esto posible serían Jeroen Paul
Thesseling (bajo), Christian Münzner (guitarra)
y Hannes Grossmann (bateria), quienes
junto a Steffen Kummerer (guitarra y
voces) se unen para darle penitencia a un disco que es fiel reflejo de un interior torturado que
contempla la conturbación planetaria en una cacofonía violenta, de especial
sensibilidad melódica, pero que además es vivida en primera persona rebasando con esto lo explícito en una obra rabiosamente fresca que
sentó las bases de una nueva era.
Canciones
1. The Anticosmic Overload
Ni bien inicia "The Anticosmic Overload" cada preciso fragmento del pasado se encuentra justamente con su presente, como se dijo en algún momento, es la confrontación del death metal clásico frente a frente ante su yo del futuro, un encuentro que se ampara en la torsión, el enredamiento vertiginoso de velocidad que colisiona en tempos filudos que se incrustan en tu corteza cerebral como metralla que se dispara después de una explosión. Christian Münzner y Steffen Kummerer abren una zanja en tu cerebro para insertar esa concepción racional de técnicas versadas en una amplia transgresión musical. Al escucharse "Choir of Spirits" nos aproximamos a figuras abstrusas y menos exploradas por bandas contemporáneas al estilo, su emplazamiento es movido por un imaginario que es fruto de una deshumanización del sonido visto a través de la creación progresiva, la influencia de Cynic es inacallable, exacerbando esos rasgos alargados de voces robóticas y solos susceptibles al impacto del elemento melódico, por otro lado; "Universe Momentum" es una arboleda intemporal resguardada por un personaje icónico para el death metal de vanguardia y cuyo aporte sigue muy vigente hasta el día de hoy, no podemos apreciar al Obscura de hoy sin considerar la influencia del maestro del ayer: Chuck Shuldiner (Death) y la aproximación incesante de esa influencia que tiene tintes freudianos, como si se tratase de un acto de represión y de liberación constante de aquellos nexos que comparten en términos de música, letras e imágenes, porque apenas escuches "Incarnated" te darás cuenta de ello. De esta canción surge una especie de revelación interior, un momento en que algo importante que estaba oculto aflora al exterior para integrar un corpus lirico centrado en el poema 'Der Erlkönig' de Johann Wolfgang von Goethe, lo que le atribuye esa detonación súbita a los instrumentos que adquieren una flexibilidad que demuestra que el estilo brutal no siempre tiene que tener un enfoque preponderante, invariablemente hay recursos furtivos que pueden dar los mismos resultados.
"Orbital Elements" tiene el chispazo último de todo buen instrumental. La belleza de sus guitarras acústicas adquieren diferentes proporciones en el manejo cauteloso de esa intriga eléctrica que se aproxima provista de arreglos en los que cada miembro ofrece habilidades sobresalientes. Una vez más Jeroen Paul Thesseling maneja esa tanática pulsación para dominar el bajo fretless como muy pocos lo saben hacer, el maestro lleva sentando cátedra a donde quiera que vaya en un subibaja de secuencias degradadas que recorren ese mástil de pendiente sangrienta, en cuanto a Hannes Grossmann, su postura es la de dejar atrás todo rastro del pasado para comenzar de cero. La percusión primitiva cede el paso a un estilo pulido, que tiene como objetivo común, el componer música rápida que vaya un paso adelante que sus competidores, y en "Desolate Spheres" se maneja esa tensión como un modo de «atrapar» al oyente y aislarlo hacia el interior de un perfecto desorden, a la vez que somos expuestos a los aspectos más truculentos que Kummerer puede llegar a ofrecer con su voz, el hombre se esfuerza por sonar malévolo y vaya que lo consigue, aunque la armonía siempre este ahí para suavizar los surcos mas ásperos, dosificándolos con ritmos jazzísticos que bombean vida a muchas de sus intrincadas estancias.
Lograr que canciones como "Infinite Rotation" sean propensas a reflectar luz a pesar de su ineluctable tendencia a la oscuridad parece un juego de niños para estos dementes que se baten en duelo sobre escalas de arpegio que oscilan entre guitarras dobladas y aquella sección de voces limpias que proporciona una iluminación profanamente perdurable, esa dinámica es compartida también por la ultima triada de canciones que se mantienen como objetos en suspenso, flotando en el espacio antes de su fatal desenlace. Ni la pesadez gravitacional de "Noospheres" podrá ser impedimento para quedar absorbido por esa vorágine frenética que la engulle en un epílogo memorable, un desenlace que ni los andares ultratécnicos de "Cosmogenesis" o el convulsionado progresismo de "Centric Flow" podrán evitar.
Steffen Kummerer (guitarra y voces) |
Canciones
1. The Anticosmic Overload
2. Choir of Spirits
3. Universe Momentum
4. Incarnated
5. Orbital Elements
6. Desolate Spheres
7. Infinite Rotation
8. Noospheres
9. Cosmogenesis
10. Centric Flow
Ni bien inicia "The Anticosmic Overload" cada preciso fragmento del pasado se encuentra justamente con su presente, como se dijo en algún momento, es la confrontación del death metal clásico frente a frente ante su yo del futuro, un encuentro que se ampara en la torsión, el enredamiento vertiginoso de velocidad que colisiona en tempos filudos que se incrustan en tu corteza cerebral como metralla que se dispara después de una explosión. Christian Münzner y Steffen Kummerer abren una zanja en tu cerebro para insertar esa concepción racional de técnicas versadas en una amplia transgresión musical. Al escucharse "Choir of Spirits" nos aproximamos a figuras abstrusas y menos exploradas por bandas contemporáneas al estilo, su emplazamiento es movido por un imaginario que es fruto de una deshumanización del sonido visto a través de la creación progresiva, la influencia de Cynic es inacallable, exacerbando esos rasgos alargados de voces robóticas y solos susceptibles al impacto del elemento melódico, por otro lado; "Universe Momentum" es una arboleda intemporal resguardada por un personaje icónico para el death metal de vanguardia y cuyo aporte sigue muy vigente hasta el día de hoy, no podemos apreciar al Obscura de hoy sin considerar la influencia del maestro del ayer: Chuck Shuldiner (Death) y la aproximación incesante de esa influencia que tiene tintes freudianos, como si se tratase de un acto de represión y de liberación constante de aquellos nexos que comparten en términos de música, letras e imágenes, porque apenas escuches "Incarnated" te darás cuenta de ello. De esta canción surge una especie de revelación interior, un momento en que algo importante que estaba oculto aflora al exterior para integrar un corpus lirico centrado en el poema 'Der Erlkönig' de Johann Wolfgang von Goethe, lo que le atribuye esa detonación súbita a los instrumentos que adquieren una flexibilidad que demuestra que el estilo brutal no siempre tiene que tener un enfoque preponderante, invariablemente hay recursos furtivos que pueden dar los mismos resultados.
"Orbital Elements" tiene el chispazo último de todo buen instrumental. La belleza de sus guitarras acústicas adquieren diferentes proporciones en el manejo cauteloso de esa intriga eléctrica que se aproxima provista de arreglos en los que cada miembro ofrece habilidades sobresalientes. Una vez más Jeroen Paul Thesseling maneja esa tanática pulsación para dominar el bajo fretless como muy pocos lo saben hacer, el maestro lleva sentando cátedra a donde quiera que vaya en un subibaja de secuencias degradadas que recorren ese mástil de pendiente sangrienta, en cuanto a Hannes Grossmann, su postura es la de dejar atrás todo rastro del pasado para comenzar de cero. La percusión primitiva cede el paso a un estilo pulido, que tiene como objetivo común, el componer música rápida que vaya un paso adelante que sus competidores, y en "Desolate Spheres" se maneja esa tensión como un modo de «atrapar» al oyente y aislarlo hacia el interior de un perfecto desorden, a la vez que somos expuestos a los aspectos más truculentos que Kummerer puede llegar a ofrecer con su voz, el hombre se esfuerza por sonar malévolo y vaya que lo consigue, aunque la armonía siempre este ahí para suavizar los surcos mas ásperos, dosificándolos con ritmos jazzísticos que bombean vida a muchas de sus intrincadas estancias.
Lograr que canciones como "Infinite Rotation" sean propensas a reflectar luz a pesar de su ineluctable tendencia a la oscuridad parece un juego de niños para estos dementes que se baten en duelo sobre escalas de arpegio que oscilan entre guitarras dobladas y aquella sección de voces limpias que proporciona una iluminación profanamente perdurable, esa dinámica es compartida también por la ultima triada de canciones que se mantienen como objetos en suspenso, flotando en el espacio antes de su fatal desenlace. Ni la pesadez gravitacional de "Noospheres" podrá ser impedimento para quedar absorbido por esa vorágine frenética que la engulle en un epílogo memorable, un desenlace que ni los andares ultratécnicos de "Cosmogenesis" o el convulsionado progresismo de "Centric Flow" podrán evitar.
Conclusiones
"Cosmogenesis" de Obscura tiene un carácter retrospectivo
consagrado a replantear su futuro a cada minuto, causando la necesidad
irreprimible de volver a escuchar esa eficacia congénita de unos músicos que
formulan intrincadas leyes humanas a una naturaleza que es caos y armonía al
mismo tiempo, siendo el resultado más fascinante de lo que la mayoría de
nosotros podríamos haber imaginado.
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