Stryper en Lima 2025: Y de las tinieblas se hizo la luz

              

La noche de ayer superó con creces las expectativas de cualquiera que aprecie no solo el buen metal, sino también la buena música en su expresión más sincera. Quien se permitió volver a lo esencial, dejando de lado cualquier escepticismo, probablemente vibró como nunca el pasado domingo 20 de julio.
El Teatro Leguía, pocas veces tan abarrotado, ya destilaba una energía especial desde las primeras horas de la tarde. Los seguidores comenzaron a formar filas con varias horas de anticipación, y a su alrededor, los vendedores de merchandising contribuían con su granito de arena para que el negro y amarillo tiñera el ambiente con los colores insignia que han marcado por décadas la carrera de Stryper. Polos, afiches y accesorios se vendían al menudeo en un acto casi de devoción metalera que, por momentos, me hacía recordar a las calles del centro de Lima cuando el Señor de los Milagros sale a hacer su recorrido, Y ese fervor no haría más que acrecentarse minuto a minuto. Ya dentro del local, la banda nacional Aliados hizo lo suyo como acto de apertura, reafirmando su lugar entre los esenciales del hard rock peruano. Bien por ellos, y mucho mejor para el público, porque pasadas las 9:30 p. m., cada rincón del recinto parecía cargarse de una energía que era imposible de contener. Y entonces, ocurrió. Los focos se apagaron, y de las tinieblas se hizo la luz para que de ella emerjan estos profetas del hard rock y heavy metal. La banda principal de la noche tomó el escenario como si el tiempo nunca hubiera pasado por ellos. A pesar de estar celebrando 40 años de trayectoria, su vitalidad desafiaba cualquier calendario. Temas como 'In God We Trust' o 'Revelation' fueron pura miel para quienes se jactan de tener gustos refinados, y la inconfundible voz de Michael Sweet entonó los clásicos ochenteros 'Soldiers Under Command' y 'To Hell With the Devil' con la misma potencia y pasión que en sus días dorados. Del mismo modo, pistas modernas como 'When We Were Kings' o 'No Rest for the Wicked' sonaron mucho más contundentes incluso que las versiones de estudio. Cabe resaltar que en esta gira de aniversario, la formación oficial estuvo liderada por Michael Sweet en la voz principal y guitarra, acompañado de su hermano Robert Sweet en la batería y Perry Richardson en el bajo. La gran novedad fue la ausencia temporal de Oz Fox, guitarrista histórico de la banda, quien, tras un contratiempo de salud, tuvo que ceder su lugar en las seis cuerdas a Howie Simon. Si tuviera que mencionar los aspectos más destacados del concierto, diría que el trabajo técnico fue impecable: los equipos de sonido cumplieron un papel fundamental para que la banda pudiera desplegar el cien por ciento de su potencial. El background visual, las luces y la sincronización fueron elementos claves para un show que llegó a un punto de ebullición tan alto, que los asistentes estuvieron sudando agua bendita durante las casi dos horas que duró el repertorio. De esta manera, Stryper honró una carrera de cuatro décadas con el fuego purificador de un heavy metal auténtico que nos llena de fe. Fe para creer que el poder de la música lo puede todo.




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