De aquí y de allá, renglón tras renglón los húngaros de Coffinborn hacen su propia ley con "Cadaveric Retribution", un disco que toma deschavetado interés por marcar posición con múltiples variaciones de un carácter arrollador. En principio hay una fuente dinámica que atenaza los compases veloces y los adecua a un Death metal suficientemente solvente para considerarlo digno de maldad, además de aprovechar al máximo las bondades de la afinación Drop B que funge como un catalizador entre tanta conmoción sónica. Esto ha sido realmente favorecedor para el disco debut de los húngaros, por lo bien que se desenvuelve la guitarra en cada barrido de cuerdas o en cada golpe de diapasón. Todo en conjunto se siente como un festín de saberes oscuros que son guiados entre sí por ejecuciones vertiginosas.
"Self-Mutilation of the
Soul” no es otra cosa más que el preámbulo antes de la inmersión en lo profundo del
suburbio underground norteamericano de la mano
de "Undead Ceremony" y el frenesí del death metal noventero en
estado puro y en simple choque con la oscuridad. El rebrotar de los movimientos
rampantes son detenidos por guitarras mordidas, que luego se convierten en
sonido plegables a la velocidad del trueno como en "Flesheater" que
se vuelve una espiral irrefrenable de
estructuras concatenadas. En esta ocasión la sección groove se encuentra al inicio para luego propiciar la ruptura en una carrera a todo motor que nace
desde la muñeca de Disguster, un guitarrista que se la rifa con todo sacando un
variado repertorio heredado del mismísimo Bay Area de San Francisco.
"Lycanthropic Devourment" no
reduce su efecto de infringir daño aunque su veneno sea más pausado que el de
sus predecesores, al igual que "Cleansed by Putrefaction" cuyos
rezagos contienen una mayor cuota melodic death metal de lo normal. Estos tipos
son verdaderos cazadores insomnes de influencias que mantienen atrapadas entre
sus fauces, muestra de ello es "Infernal Entombment" que está
cuidadosamente parametrado con cada golpe de batería tocada por Blasphemy,
quien sabe retomar en el momento preciso la continuidad de esta cadena de
violencia. Para complementar la actual formación tenemos a Churchburner en la
labor de bajo, mucho más discreta pero no menos importante. La bajada del telón se da en un espacio
más íntimo. Totalmente atmosférico, con una guitarra minimalista de base
y con el ya clásico quiebre ultra sónico, "Cadaveric Retribution"
termina este disco homónimo de la misma manera en la que comenzó, frenética e
implacable.
Calificación: 9.8/10
Lista de Canciones:
04. Lycanthropic Devourment
06. Infernal Entombment
08. Cadaveric Retribution
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