
En tiempos
donde la inmediatez y la sobreproducción ahogan el alma de muchos estilos
musicales, hay quienes, contra todo pronóstico, deciden alzar la espada y mirar
hacia atrás, hacia una época en la que el heavy metal estaba hecho con
verdaderos huevos de acero. Neuroblade es el nombre de este proyecto que
busca la reconstrucción meticulosa de un sonido que parecía condenado al
recuerdo. Calzados bajo el molde de portentos como Manilla Road, Cloven
Hoof o Cirith Ungol, pero con la garra speed de los primeros Agent
Steel, la dupla David Vandewalle - Jochen Mouton, dos veteranos con
un largo trajín en el circuito independiente norteamericano, reaviva esta llama
antigua a su modo y con los cuantiosos recursos que hoy tiene a su disposición.
En primer lugar, debemos mencionar que la batería programada no le resta mérito a la dinámica humana que se escucha aquí. David se encarga de tocar todos los instrumentos, excepto la batería, y Jochen aporta una voz salida desde los rincones más polvorientos de la escena underground estadounidense. En este EP titulado 'Desert Claw', no suenan como si imitaran a algún grupo en particular. Se lanzan a hacer heavy metal como si lo vivieran por primera vez. En cada nota de "Endless Slaughter" se percibe una vitalidad tan genuina que ni siquiera notamos que esta música acaba de salir del sarcófago. Esas melodías ardientes, bordeadas por falsetes altísimos, captarán tu atención para luego desvanecerse bajo el lento y suave desglose de las guitarras.
"Avalon" marca una variación clave dentro del trabajo. A diferencia del resto,
aquí las guitarras bajan la guardia al inicio. Se toman una pausa, ceden el
espacio a una voz que se percibe al borde de la narración heroica. Aunque la
intensidad no tarda en llegar, son las guitarras las que encuentran el camino
hacia una epopeya construida desde los contrapuntos, los riffs machacantes y
las correrías de vida o muerte que se manda David Vandewalle. El resultado es
un momento de alto impacto emocional, que se complementa con "Desert
Claw", canción que sigue su marcha sobre una superficie sinuosa
durante más de seis minutos. Este tema además alcanza un nuevo pico expresivo:
una guturalidad desgarradora que te arrastra, te sacude y te obliga a
sumergirte en la historia que se va contando.
En "In the Darkness of My Mind", es la modernidad la que alza la voz. Su meticulosa ejecución construye una tensión speed metal que, por momentos, baja las revoluciones para luego desatar su furia. Como una tormenta que se avecina en silencio… hasta rugir con la fuerza de un cataclismo. Y cuando finalmente se desata, "Left Behind" te atraviesa sin pedir permiso. No hay vuelta atrás: sus guitarras afiladas, el ritmo trepidante y esa voz potente te envuelven con una fuerza brutal.
'Desert Claw' te deja con hambre de más. No solo por su duración, sino porque lo que plantea es claro: el heavy metal puede renovarse sin perder su filo. Una pequeña muestra de por qué las viejas tradiciones deben mantenerse vivas… y por qué siguen siendo necesarias.
05. Left Behind
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