La banda canadiense Protosequence juega con sus límites y
sus múltiples posibilidades en "Bestiary"
(2024), un trabajo en donde todo ritmo o cadencia que llega hasta nuestros oídos
lo hace según analogías referentes a ideas y
pensamientos que acompañan un estado de ánimo determinado. Lo que apunta
hacia una concepción vitalista para todo el potencial que aguarda en "Bestiary". Sus desaceleraciones,
caídas y explosiones saben muy bien cómo llegar al tan ansiado clímax sin
aburrirte con maromas obtusas. De esta manera vas a entender cuán directa y
sofisticada resulta la paleta sonora del disco. Hay gracia en cómo se saca la
vuelta a las estructuras rígidas sin perder los estribos del ritmo y la
tensión.
Los canadienses utilizan todo un arsenal de digresiones que comprenden
"complejidad" en el sentido más amplio de la palabra, liberando con
esto una respuesta emocional adecuada en el momento apropiado, como una reacción
en cadena que tiene como punto de partida a "Sam", la cual inmediatamente pone a trabajar todo un motor de
significados copiosos y poco recurrentes dentro del metal y el hardcore. La canción
juega con ambos géneros y sabe monopolizar los elementos necesarios para
retorcerlos hasta el límite haciendo que sus patrones rítmicos se escuchen
repletos de altibajos discordantes que son lanzados como espirales eléctricos
hacia nuestro sistema nervioso central. Indudablemente el sonido de la banda ha
tenido que recontextualizarse hacia un death
metal técnico para no trastabillar en su capacidad de adaptación y siempre
estar un paso más allá de lo que se espera. Es cierto también que las voces
permanecen en el ala más tradicional del metalcore;
pero con respecto a todo lo demás, aún persiste el desafío constante y la experimentación
con el tech/prog. "Baroness, Pt.1: A Falling Knife" alcanza
un sonido nostálgico sin dejar de trascender en el estado de "iluminación técnica"
del guitarrista Dylan Parker, quien
echa mano de la caja de herramientas para componer un ciclo de luchas titánicas
entre la disonancia y la melodía. Consecuentemente el margen de maniobra de
"Baroness, Pt.2: The Handles We
Reach For" lleva la canción a la cima con el tira y afloja de su
composición. En ese lapso se escucha una mayor riqueza vocal y unas
transiciones entre solos, puentes y riffeos tremendamente brutales.
En cuanto a
"Imlerith" podría decir que
bucea en los subsuelos del jazz fusión
con sus embrolladas progresiones, incluso hay algunos pig squeals que torpedean los múltiples compases de la guitarra y
el bajo. Y el flujo interminable de texturas insidiosas continúan en "The Caveat", el cual es la más
extravagante y sobresaliente especie de exageración paradójica de todo el álbum.
El deseo de llevar al extremo la “belleza” no siempre daña la naturalidad, con
esta canción queda demostrado, es una prueba más de una evolución ambiciosa y
madura de esta joven banda que delimita muy bien los espacios insanos del grindcore dentro de un rango de
versatilidad tan profunda como austera, de otro modo no encajaría con la misma
eficacia que lo hace. "Neither Fair
Nor Equal" es capaz de moverse bajo esas mismas fluctuaciones con una
rapidez thrasher que
indiscutiblemente es pura garra técnica. "Twelve Ropes" pone punto final a un disco que es un absoluto
despiste en cuanto a precisión y destreza.
Podemos decir que Protosequence tiene con "Bestiary" una ascensión trepidante hacia unas de las más elevadas estancias dentro del death metal técnico. Esto implica el dominio de sistemas contrapuestos que son manejados con una excelsitud realmente prodigiosa.
Lista de Canciones:
06. NEITHER FAIR NOR EQUAL
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