Dargedik Rock Metal Webzine





Fecha de Lanzamiento: 21 de Agosto del 2020
País de la Banda: Alemania
Sello: Unique Leader Records
Estilo Musical: Technical Brutal Death Metal








Al hablar de Death Metal y los distintos países que marcaron un sonido en el mundo en los 90s como, Finlandia, Suecia, Inglaterra, Estados Unidos o Brasil siempre hubo una pregunta a nivel general, del porqué Alemania jamás tuvo un sonido en el mundo death metalero, siendo un país de grandes nombres como Accept, Helloween, Kreator, Destruction, Sodom, Scorpions y muchos más, pero dentro del metal extremo a nivel general, este país no logro consolidar un  sonido que los caracterice y  decir en cualquier parlante, que ese es sonido alemán, por más que tuvieran a bandas como Atrocity o Necrophagist, quienes en comparación de todo lo hecho por otras bandas en sus tiempos, llegaron a desarrollar una característica personal que los identificaba en el mundo por encima de otras, pero no desarrollaron un sonido germano; entonces, dentro de este camino de tener cosas bien hechas y particulares se llega a ver a una Alemania decidida a inclinarse a este tipo de estilos técnicos y progresivos. Estos últimos años destacan Obscura, Defeated Sanity y los mencionados en esta reseña Cytotoxin, quienes entendieron muy bien la idea de tener cosas particulares y no solo seguir al rebaño, ya que las últimas presentaciones de Defeated Sanity y Cytotoxin, llegan a superar las expectativas para cualquier amante de lo brutal y este “Nuklearth” tiene como sello, destacar no solo por técnica, sino por la dureza de su música. 

Cuando se comienza a escuchar “Nuklearth”, lo primero que se viene a la mente es que Cytotoxin mejoró su música desde aquel “Plutonium Heaven” (2011), donde estaban más inclinados hacía lo brutal de mediados de los 90s, pero dentro de este podías encontrar detalles que los hacía sonar de otra manera. Luego con “Radiophobia” (2012) da un giro completo para agregarle ejecuciones limpias y con efectos exactos para que se escuchara a otra banda, de ahí con “Gammageddon” (2017), estos alemanes se ponen más estrictos en su manera de componer y presentan un disco brutal, pero al mismo tiempo con esa matriz técnica de estos últimos años que los diferencia del resto de bandas. Teniendo como ventaja no mezclar las partes slammers o Deathcore, como sus colegas de sello de Ingested, Stillbirth y Katalepsy, ya que cuando mezclas estas partes, todo comienza a ser un poco tedioso por los esquemas compositivos repetitivos y este sonido pesado de tener puras quintas en las notas a base de efectos más pesados, siendo ahí que todo termina saturando lo comprensible de la música extrema y los pone al final de cola para seguir escuchando otras bandas. 

Con Cytotoxin las cosas se sienten mucho más balanceadas y que tiene otro enfoque, además que la parafernalia radioactiva que tienen, es una de las mejores a nivel brutal y técnico, porque ya no se habla de vísceras, cuerpos mutilados, matanza o todos esos temas clásicos inclinados hacía el lado gore del mundo artístico, si no, explotando al máximo la idea del derrame nuclear de Chernobyl hasta niveles insospechados, y que este sea materia exclusiva para seguir sacándole el jugo bajo el nombre de Cytotoxin


El trabajo visual corre a cargo nuevamente por Jan "Örkki" Yrlund  (Amberian Dawn, Ancient Rites, Battle Beast, Communic, Cruachan, Dark Sarah, Delain, Impaled Nazarene, Ivory Tower, IzenGard, Korpiklaani, Manowar, Mesmerize, Mors Principium Est, Necronomicon, Pyramaze, Sirenia, Stryper, Thunderstone, Trail of Tears, Vhäldemar), quien en las dos presentaciones previas de Cytotoxin en las caratulas, se lució; pero esta vez el diseño queda un poco flojo para lo que se va a encontrar en este “Nuklearth”, porque el trabajo hecho por Kristian Kohlmannslehner (Aborted, Agathodaimon, Benighted, Crematory, Disavowed, Lacrimas Profundere, Omophagia, Orphalis, Powerwolf, Sinister) en la mezcla, masterización y producción a nivel general en estudio, es la esperada y desde el primer segundo hasta el momento final de los cuarenta y cuatro minutos, la música de Cytotoxin cumple el cometido de destruirte los tímpanos sin piedad. Desde que todo comienza con “Atomb”, el trabajo en los juegos de batería de Stephan Stockburger es uno de los mejores, porque desde los destiempos iniciales que se compenetran con riffs secos que solo emanan tecnicismo y la voz de Grimo, ya deja el viejo registro gutural interno y se concentra en ser mucho más raspado y fuerte, para que su voz tenga la potencia necesaria y te sacuda los tímpanos a primera oída. Luego sigue el primer sencillo del álbum “Lupus Aurora”, el cual es una de las mejores canciones de todo el álbum -si es posible decirlo- , porque tiene todos los elementos de la banda, aunando matices mucho más técnicos y brindándole de uno de los mejores coros (si, el technical brutal death metal tiene coros) de todo el disco que dice “homini homo lupus, natura sit deus, homini homo lupus, redeat lupus in regnum”, estas cuatro frases se pegan en el cerebro desde el primer instante que los escuchas.


De ahí Cytotoxin con “Uran Breath”, presenta los dos lados más predominantes de la banda, que son el lado técnico y la intensidad de colocarle instancias melódicas en ciertos momentos donde la brutalidad es la que apremia en los parlantes, ya que con “Dominus”, esta instancia técnica y melódica se apropia un poco más de la banda y usa algunos elementos slammers en las notas de bajo de V.T. en medio de los armónicos de Fonzo y Jason, quienes en su mayoría son los principales gestores para que la música de Cytotoxin tenga muchos campos compositivos y encuentran las conexiones perfectas para que este concepto brutal y técnico tenga una variable más que es la melódica, y al tratar de hacer esto tiene un excelente resultado, y muestra de ello es la canción que viene luego, “Drown in Havoc”, usando todos los métodos que tiene la banda, pero en medio de este flirteo con lo melódico a nivel armónico en ambas guitarras, es que se siente en el contexto general una expresión casi industrial, pero que llega a ser resaltable por pocos segundos. Luego con “Soul Harvester” las cosas se ponen un poco más groove en sus ritmos, pero siempre guardando el balance y ya esta vez teniendo cadencia en los ritmos casi industriales, los cuales no necesariamente son hechos adrede, sino como confluencia de ideas y terminan en ese punto. 

A medida que te encuentras con más canciones del disco como “Coast of Lies”, ya algunas matrices modernas comienzan a salir a flote  y te das cuenta que Cytotoxin está en busca de su propio camino y que no quiere estancarse con lo que escucharon de ellos, haciendo una mezcolanza de muchas cosas para encajarlas de una manera magistral. 




Quarantine Fortress” es la muestra clara de cómo la banda se encuentra en un proceso natural de evolución y que ha encontrado una sólida, para salirse del común denominador entre aquello que ellos mismos tienen como influencia, pero logran zafarse, y de muestra queda que los últimos segundos de la canción son los más memorables con un doble pedal al rojo vivo y un solo de guitarra melódico de ensueño. Luego se tiene un pequeño momento o unas canciones que se salen en algún momento de lo hecho hasta la octava canción, porque desde “Dead Zone Anthem” la radiación en las notas musicales se hacen más agobiantes y las melodías comienzan a tener mayor predominancia en su música para encontrar canciones como la homónima del álbum “Nuklearth” y “Mors Temporis” que cierra este pequeño capitulo y al mismo tiempo de todo el conglomerado de once canciones, bajo la premisa de un piano, al mismo estilo de una banda de los 90s. 

Nuklearth” es un gran paso para la banda, porque decide ampliar su música de manera inherente y encontrar en estas candencias innatas en sus ritmos, una particularidad para destacarse a través de un mundo poblado de muchas cosas parecidas, pero que Cytotoxin destaca al momento de ponerle a lo más bruto y técnico de su música, esa melodía atractiva que te hace decir “Que buen disco y que buen despliegue de esquemas”, que no serán la originalidad en la música, pero eso no importa, ya que el material es sólido, estricto y leal a los ritmos consubstanciales que siempre tuvo la banda. Uno de los mejores discos dentro del estilo de este 2020. 

Calificación: 9.7 / 10

Lista de Canciones:

1. Atomb
2. Lupus Aurora
3. Uran Breath
4. Dominus
5. Drown in Havoc
6. Soul Harvester
7. Coast of Lies
8. Quarantine Fortress
9. Dead Zone Anthem
10. Nuklearth
11. Mors Temporis 

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