Apostasy Records
Un fenómeno por donde se le mire. "Symptoms IV" de Maladie establece una comunión espiritual dentro de la oscuridad del metal extremo, posicionándose en la frontera en donde este último ha quedado trunco o vaciado de sentido. El disco disfruta quebrantando leyes, superando falsas resistencias que sólo son espejismos. "Symptoms IV" es el cuarto acto de una serie de EPs que fueron lanzados a partir del 2016. Eso sin contar los trabajos de larga duración que suman 7 hasta la fecha en el largo recorrido de esta banda alemana que toma partido en la superposición existente entre estilos musicales para maximizar la fusión de géneros, o más bien para elevarla, llevando su ambición compositiva a lugares poco explorados.
Basta y sobra con escuchar el
tema inicial de nombre 'The Calm Mind' para caer en cuenta
que en la cotidianeidad de la dulce melodía se busca la otredad. Esta canción parte como una pieza de rock agradablemente aerodinámica para
luego abatirte a tiros con su munición gruesa. Las capas instrumentales
siguen progresiones que terminan con crescendos instrumentalmente densos,
empapados de turbios gruñidos y shrieks que apuntalan los desvaríos de Alexander Wenz (vocalista), en tanto que
cada instrumento tiene la oportunidad de brillar con luz propia, aunque por
encima de todos, el saxofón es el encargado de entrelazar el atractivo pop dentro de esa dinámica central que
suele tomarse ciertas licencias. Ese es el caso de 'Becoming' que evoluciona desde el estado hipnótico
que proporciona el saxofón de Hauke
Peters para luego cabalgar sobre el metal galopante más tradicional. El
estallido de distorsión se complementa con cánticos heroicos, solos de guitarra
al estilo shred y mucha, pero mucha,
osadía creativa. En 'Far Away, at Home' el
saxofón vuelve a reivindicar su papel subversivo, aunque esta vez en armónica
alianza con un piano, que al final de la
canción, invita a quien lo escuche a unirse, a ser parte de ese universo
armónico donde las emociones son libres y la imaginación no tiene límites.
La melodía deslumbrante, el empuje power metalero
y la habilidad de las palabras epigramáticas invaden casi cada rincón de 'The
Principle' y la forma en que se desarrolla de principio a fin,
encierra en sí misma todo el sentido de este complejo juego en el que se
sumerge la aparentemente "modesta" estructura instrumental. El
siguiente paso natural es 'Between the Stars'. Su punto de
partida se sitúa donde la mayoría de trabajos de este tipo terminan su
recorrido. El terreno que pisa es distinto, se halla en otro plano, en la
superficie lunar o marciana. Parte del
extremo más iluminado del lado oscuro de la luna.
Por su parte 'Of
Mysteries and Secrets' se enreda en un pantano de riffs NWOBHM que aplican generosamente Alex Spalvieri & Björn Köppler, flanqueados siempre por la
modulación prismática de Alexander Wenz
en las voces. Dos sorpresas se avecinan para cerrar este trabajo. La primera es
'Rebirth'
con sus yuxtaposiciones marcadas de irreverencia. Soberbia labor del teclista Déhà
para no perder de vista ese frenesí rico en firmas de tiempo. La voz de Alexander Wenz ofrece muchas
angularidades progresivamente infundidas en guturales cubiertas de musgo y
voces limpias arropadas de terciopelo, hasta incluso adquirir cierta extrañeza folkie en el estribillo. El golpe
triunfal lo da 'Art Is God'. Pero que maldito tema, parece fundirse en negro a través de la inmensidad
del espacio hasta que aparece la luz y todo se ilumina: el disco, tú, el mundo,
la vida. Si a esto agregamos que existe una vibra intensa que te llena de
un raro optimismo, algo que evita que te quedes atascado en las rejillas
mohosas del vocabulario metalero para que así su fraseología pueda llegar
cristalina a tus oídos, entonces hablamos
de un tipo de música que, una vez que tomas partido de ella, no hay vuelta atrás.
Obra grandiosa.
Lista de Canciones:
08. Art Is God
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