Xtreem Music
Con un inicio de bravura, a
todo motor y sin perder el enfoque, Psychoverse de los italianos Ural, demuestra tener bien definido ese concepto de buscar y destruir en su largo
itinerario hacia el desenfreno de golpes y patadas que ofrece un buen pogo. Pero
lo mejor de este disco está en la alta tensión creada por el dúo Alex Gervasoni
y Luca Caci en unas guitarras que, como
ondas de choque, derivan en el característico sonido del trueno estridente del thrash metal, un verdadero alarde de
precisión entre la técnica y el sentimiento de bandas como Vio-lence, Nuclear
Assault o Atrophy. A esto hay que sumarle
el aporte de un osado Filippo Torno tras una batería de cuantiosos
recursos rítmicos que suplen en parte la excesiva sobriedad de Stefano Moliner
en el bajo, por el contrario; Andrea Calviello planta cara con un perfecto
entendimiento del uso de su diafragma. Este muchacho no es un cantante, es un
"gritador" nato que cuando tiene que fajarse la garganta lo hace
hasta escupir sangre, aunque su mérito recae también en alcanzar la sensación
de vacío con breves líneas de voces
limpias de matices algo 'masticables' pero no menos llamativas.
Esto causa la sensación
de que lo que llega a nuestros oídos pasa de ser un concepto tan explotado a
funcionar con una propuesta sugestiva que escapa de su zona de presión gracias a unos valores de producción modernos
que proporcionan una experiencia plena, como para revitalizar lo hecho por los
antiguos titanes del género, y para muestra de esto un botón: “Drag Me to the Wolves” es un choque
generacional que se registra como un desencadenante agasajo musical, con una
introducción que amaga con el terror de serie B, el tema desafía el velocímetro
para llevarte directamente a la acción, como jugando te verás envuelto en una
lluvia de balas de la que te será difícil escapar, y esto es solo el inicio,
porque la rueda del crossover/thrash
se sigue moviendo a la velocidad de "Heritage",
una canción que acaba ofreciendo el impacto y las alegorías que promete
inicialmente la portada del álbum, la tensión eléctrica a la que se nos somete
es graduada en ciertos momentos sin emitir ningún juicios de valor, como ocurre
con "Nightmare" y una
primera sección de efectos groove de
marcado feeling noventero que rápidamente
se ve interrumpida para dar inmediatez a la pesadilla.
"Blood Red Sand" es otro de los
grandes momentos de este disco. Abundan las transiciones delirantes mediante el
crescendo sostenido del armazón instrumental, mientras que los solos de
guitarra literalmente te dejan pendiente de un hilo. "Uncanny Valley" tiene un riff gancherazo, aunque bastante dócil
en su pegada inicial, logra sorprender pasados los minutos con sus desajustes
temporales y esa constante introducción del contraste velocidad/melodía, no
obstante; "Carousel of Hell"
vuelve a la carga entrecruzado por dos o tres acciones paralelas de un agudo
ascenso de voltaje que nos abruma hasta el punto de preguntarnos: ¿hasta dónde
diablos nos estamos dirigiendo?, la respuesta a esta pregunta es una sola: una
vez que "Carousel of Hell" te absorbe, la única forma de sobrevivir es a
los golpes. El punto de fuga se dá con el outro
"66.6 F.M." que da cierre a un disco frenético que no dará descanso
al oyente.
No hay demasiados secretos en este ejercicio de ida y vuelta hacia el caos,
solo descargas bulliciosas y desenfrenadas. Un disco fenomenal que me devuelve los ánimos de seguir escuchando este tipo de
música.
Lista de Canciones:
04. Blood Red Sand
06. Uncanny Valley
07. Carousel of Hell
08. 66.6 F.M.
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