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Lemmy demostrando la extasiada voz del rockNroll


El lado más salvaje y visceral del rock and roll se dejó ver anoche en Lima, tras encarnarse en los tres integrantes de la banda inglesa Motörhead, causantes de un desenfadado y alucinado frenesí entre los asistentes a su concierto.

Durante aproximadamente hora y media Lemmy Kilmister, Phil Campbell y Mikkey Dee dejaron muy en claro en su primera presentación en la capital peruana por qué en prácticamente todo el mundo, se les califica como “leyendas vivas” de dicho género musical.
Poco después de las nueve de la noche, y sin que ninguna banda local los precediera, el trío apareció en la explanada sur del Estadio Monumental desencadenando una tremenda ovación en el público asistente.
Por supuesto,  un variopinto conglomerado formado por personas entre los quince y los 50 años de edad, y representantes de tribus urbanas diversas, principalmente las de los “metaleros” y los punks; todas de una u otra forma influenciadas en cuestiones musicales y de actitud por la banda visitante.
Un breve saludo por parte del idolatrado bajista y vocalista Lemmy (ataviado con su inseparable sombrero negro de vaquero) no hizo más que enfervorizar más a la audiencia.
 De pronto, el veloz compás de ‘Iron Fist’ -canción de 1984- no dejó espacio para otra cosa que no fuera disfrutar de la música.
Menos acelerada, ‘Stay Clean’, un tema de sus comienzos, permitió apreciar la habilidad como bajista de Kilmister, ese carismático personaje al que sus seguidores más acérrimos llaman ‘Dios’ tanto por su original estilo de cantar como por no haber sucumbido aun, a sus 65 años, ante las consecuencias de una vida plena y llena de excesos.
Las torres de amplificadores de guitarra marca Marshall –el rasgo más notorio de un escenario cuya austeridad no hacía más que resaltar el talento y la fuerza de los tres músicos- continuaron con los decibeles a tope durante la veloz y rocanrolera ‘Get Back in Line’, composición que integra el más reciente álbum de Motörhead, ‘The world is yours’, cuya gira promocional los ha traído a tierras sudamericanas.

‘Metropolis’, otra clásica proveniente del pasado más remoto de esta banda formada en 1975, contribuiría a hacer bajar los niveles de adrenalina del público, pero la estruendosa ‘Over the Top’ desencadenó un pogo tremendo, del que incluso participaron con entusiasmo lúdico las numerosas mujeres jóvenes presentes.
 A ellas tal vez Lemmy y compañía les dedicaron la siguiente canción: la rocanrolera ‘One night stand’; muestra de uno de los temas que suele abordar una banda orgullosa de sus altos niveles de testosterona.

Uno de los grandes momentos de un concierto de por sí sumamente notable, llegó cuando el trío interpretó  ‘Rock Out’; canción de su penúltimo disco, ‘Motorizer’, de 2008, cuyas modestas ventas llevaron a Lemmy a preguntar, medio en broma y medio en serio, cuántos de los allí presentes lo habían comprado (un climax similar se vivió con ‘I know how to die’, pieza de su más reciente álbum, durante la cual los músicos insistieron en que el público participe cantando el coro).

De esa misma producción discográfica tocaron ‘The thousand names of God’, precedida por un impecable solo de guitarra de parte de Campbell. Dee también tuvo oportunidad de mostrar durante varios minutos su extrema habilidad con la batería de manera solista durante ‘In the name of the tragedy’, veloz composición de reciente data.
“Esta canción va dedicada a los malos políticos”, dijo Lemmy, antes de presentar ‘Just ‘cos you got the power that don’t means you got the right’ (‘Que tengas el poder no significa que tengas la razón’), tema que contó con una estupenda e intensa intervención de Campbell y su guitarra.

Frenesí
Ya en ese momento de la noche el público se hallaba desatado totalmente y expresaba su agradecimiento coreando frenéticamente el nombre del grupo y de su líder, y con gestos de otro tipo.
Así, durante ‘Going to Brazil’ una bandera peruana con la cara del vocalista cayó sobre el escenario, y cuando sonó ‘Killed by death’ (una de las canciones más brutales grabadas durante la década de 1980), un colorido sostén aterrizó entre los músicos.
‘Ace of Spades’, la aceleradísima composición que dio título al que es considerado por la crítica especializada como uno de los álbumes imprescindibles dentro de la historia del rock, hizo que prácticamente todas las aproximadamente tres mil personas allí reunidas, saltaran y ‘poguearan’. Semejante despliegue de energía no podía dar paso a otra cosa que a un descanso.

 Luego de este, el trío volvió al escenario por última vez para regalarnos una prolongada y acelerada versión de ‘Overkill’, un tema proveniente de su primera época; aquella en la que, tan solo por seguir su instinto, Motörhead consolidaría su condición de grupo pionero de las corrientes que renovarían el rock.
Tras despedirse, los músicos se retiraron dejando por varios minutos que el sonido producido por la estática de sus instrumentos colocados frente a los parlantes amplificadores se adueñara del lugar.
Mientras ese ‘feedback’ sonoro iba atenuándose, la idea de haber visto en nuestra ciudad a una verdadera leyenda del rock en particular y de la música en general, iba creciendo. Lemmy, Campbell y Dee nos dejaron suficientes argumentos para creer fervientemente en ello. (Fuente: Andina) Fotos: Juan Carlos Guzmán Negrini.

*Casi al finalizar el concierto, en las afueras del Monumental se vivia otra cosa, una locura desatada por el publico que siguio a traves de la escasa vista de la  pantalla gigante; Era obvio Motorhead con el "Overkill"  desato el pogo de 15 metros a la redonda, llegando a tal punto que quisieron retumbar las puertas de ingreso, pasando por la policia y los guardias de seguridad. Felizmente esto no paso a nada grave y todo  volvio a la normalidad.




Ace of Spades
 
video gracias a @frajita

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