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"Black Diamond", equipo ganador de la copa Heaven & Hell 2023

Antes de que comience la destrucción los mutantes tuvieron la oportunidad de disfrutar de muy buenos potajes dentro de un local que iba llenando paulatinamente su aforo a la par que ofrecía a los recién llegados suculentos potajes que eran muy bien recibidos por los hambrientos comensales. Uno de los más pedidos fue el asado de carne al estilo ‘Huaycán’, que junto a una variedad de fiambres fueron la delicia de las infatigables hordas que acudieron desde diferentes puntos de la capital con la expectativa de vivir una experiencia memorable, y vaya que lo consiguieron, porque pasada las 7 pm haría su debut la primera banda de la noche: Skull Mask, grupo de thrash/death metal proveniente de Lima Norte que iniciaría su presentación con un certero cover de Sepultura, atrayendo a varios curiosos que movidos hacia el escenario contemplaban el estilo visual de su vocalista y baterista “EvilRod” y su particular corpse paint influenciado por el horror punk, generando interés en un público identificado con la evidente carga lóbrega impresa en sus temas propios y ese sonido primitivo que claramente hace referencia a lo mejor del cine de terror con unas letras inmersas en maquinaciones oscuras.

Esperemos que puedan plasmar estas canciones pronto en formato físico, ya que dejaron una muy grata impresión. Finalizado el set de Skull Mask proseguiría Icarus y una versión renovada de la banda que presentaba nuevos elementos en su formación, el más notable es la incorporación de Auyan Montaña en las labores vocales. Auyan se mostró concentrado en su rol sin dejar de emitir una buena vibra en el escenario, su interpretación estaba sujeta a transmitir con fidelidad esa esencia de las canciones clásicas de Icarus, alcanzando los agudos sin mucha dificultad, por otra parte; el dueto de guitarras mostraba esa misma garra de siempre, comandados por Oscar Martin quien ya es un guerrero conocido por las mil y un batallas que ha librado a donde quiera que se le ha convocado. Una excelente performance de power metal peruano que debe tener una merecida continuidad para beneplácito de sus seguidores. 



Después de unos minutos de receso le llegaba el turno a 'El Loco Cervantes' que sube decidido a tomar por asalto el entarimado con esa furibunda demencia que lo caracteriza, demostrando el porqué es considerado como una de las voces imprescindibles para cualquier banger peruano que se considere buen conocedor de la historia del género en nuestro país, y es que parte de esa trascendencia es percibida con mucha intensidad por estas latitudes. Lima Este se ha vuelto como su centro de operaciones, esta zona de la ciudad es su segundo hogar y a donde quiera que vaya es recibido con un fuerte respaldo, tanto para él como para los nuevos integrantes de su banda soporte, quienes provienen de la agrupación Desire. Ambas partes han formado una alianza que mantiene la llama activa de aquellos clásicos como "Rebelde ante el poder", "El amo del sueño" o "Entes del mal", temas que hacen hincapié en que al 'Loco Cervantes' aún le queda cuerda para rato. Inmediatamente después Tepuy sube al escenario con un marco de público que iba posicionándose estratégicamente para tener el mejor lugar de la noche, dada la novedad que representa esta banda de origen venezolano y ese perfil de ser cultores de un heavy metal clásico, contundente y de letras compuestas íntegramente en español, elementos que le facilitaron esa conexión con una audiencia que nuevamente contemplaría a Auyan Montaña arriba del escenario sacándole lustre a una garganta a prueba de balas. A destacar el buen hacer de sus dos guitarras y lo bien que cerraron su actuación con esa vitalidad a todo terreno. Terminados los preparativos técnicos y sin apenas dilación, Contracara seguiría bajo el influjo del metal tradicional, guiados por la carismática Sara Monzón, quien se abría paso entre un juego de luces y efectos de humo que le daban un toque suntuoso a una presentación rebosante de sus mejores temas, el contrapunto entre el poderío de los riffs de guitarra y las líneas vocales melódicas de Sara, incendiaron aún más los ánimos con esa energía destellante que no se daba tregua ni por un segundo, recibiendo una buena señal de que el público tenía hambre de heavy metal y que estaban decididos a mantenerse en pie de guerra a toda costa.