En el oscuro
panteón del metal extremo, donde el gutural cavernoso y el shriek afilado
gobiernan como lenguas oficiales, existen intrusos de voz educada que rompen el
molde. El músico inglés Rylan Gleave es uno de ellos. Prolijo hasta
decir basta en toda colaboración donde se le ve envuelto, una de las más
representativas es su participación en Hostile Architecture de Ashenspire,
un disco duro de roer en la primera escucha, pero que abre su esencia a través
de la grieta más escueta que pueda ofrecer el metal extremo.
Hoy nos toca
analizar All Men Unto Me, proyecto liderado por Rylan y que lo
representa en toda su inmensidad vocal. Con una técnica operística que deja de
ser un ornamento para perfilarse como una fuerza disruptiva más allá de lo que
conocemos como música pesada, su segundo trabajo de larga duración, titulado 'Requiem',
hace su acto de presencia dispuesto a contrastar la aristocracia vocal contra
la barbarie sonora. Y no, no estamos hablando de “metal sinfónico edulcorado”,
sino de expresiones que, incluso dentro del brutalismo sónico, dejan espacio
para la belleza pura, vocal y dramática. La
proyección que alcanza 'Introit' crea un terreno fértil donde la emoción
desgarradora se convierte en teatralidad cruda. Los cantos gregorianos se
filtran a través de angustiosos pasajes lo-fi, cortados de lleno por una
disonancia alejada de cualquier recurso eléctrico: son los instrumentos de
viento los que toman la batuta. Los violines escuchados en 'Sanctus'
no buscan suavizar la experiencia, sino expandirla, añadiendo un componente de
tragedia clásica, de solemnidad, de angustia que no puede ser transmitida
únicamente con gritos guturales o riffs vertiginosos.
Hace falta
entender bien esto para darle sentido a temas como 'Kyrie Eleison' o 'Pie
Jesu', en los que una nueva forma de drone profano comienza a emerger
desde los cantos monásticos y los espectros electrónicos. Unir todo esto con un
ambient oscuro lógicamente será difícil de digerir, sobre todo cuando el
noise minimalista pierde su mística meditativa y se vuelve una expresión
de desesperación elevada al altar de lo profano con 'Agnus Dei', un lugar
donde las voces renuncian a la belleza estructurada para hundirse en un pulso
repetitivo, tan estático como sepulcral.
'In Paradisum' deja en claro que esto no es música para encontrar luz, sino para cavar
más profundo cuando tienes el alma al límite. Sin lugar a dudas 'Requiem' de All
Men Unto Me ya se encuentra dentro de mis discos favoritos en lo que va del año.
05. Sequentia
06. Agnus Dei
08. In Paradisum
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