Dentro de lasbandas peruanas que están dando pasos agigantados en el circuito
metalero local, tenemos en primer lugar a Tenebria,
y no lo digo solo por su reciente videoclip ‘Elohim’ que evoca la visualidad de los últimos movimientos de
vanguardia en el metal extremo; hay más detrás de sus imágenes, de las artes
escénicas que se hacen participativas junto a sonoridades que tienden a los
contrastes dinámicos, al espeluznante conjunto de efectos de terror que nos
invaden con su pulso rítmico tremendamente discontinuo. Más bien me quiero
referir al todo, a la carnecita que para mí representa ‘Baal Ner tamid’, la última encarnación de este grupo peruano que
encuentra inspiración en el desgobierno de un orden divino que pueda evitar que nos matemos los unos a los otros.
Como mutante aficionado a este tipo de propuestas, debo decir que
me he sentido totalmente atraído por la temática; en un principio, uno no
termina de caer en cuenta del estilo que define su música, y si lo comparamos
con su predecesor, podemos encontrar marcadas diferencias. Pero primero
mencionemos las características recurrentes: El death metal ha quedado impregnado como una mancha
negra que envilece el alma, las voces guturales gesticulan delirios anti
cósmicos en nuestro idioma que nos involucran en entramados casi
ritualistas, por momentos me he sentido como víctima y por otras como verdugo; sin embargo, la vanguardia está por encima de todo. Surgida desde los
enclaves de una materia caótica en constante deformación, la cual tergiversa
las voces para que se escuchen como voces del más allá, para forzar a los
sintetizadores a reproducir sonidos provenientes de otros planos de la
existencia, y que el esquema orquestal sea justamente eso, un conglomerado de
estridencia que se cuele por tus oídos, ojos, poros o hasta por donde no te da
el sol si es necesario, porque nada evitará que esto suceda.
Comenzaremos
a reseñar el disco con ‘Pagapu Raymi’ y su iniciático pago a la tierra en el que la violencia es otro significante dentro
de la orgía ritual que exaspera a las deidades ancestrales dentro de este trabajo. Martin Jiménez presume lo fácil que le
resulta sintonizar con la cosmovisión andina a través de abrasivas secciones de
zampoña y charango que se entrelazan en una estructura multiforme como en 'Lo Innombrable', un tema llenode ejecuciones de odio atávico casi vivencial; por su parte ‘Hieretica Tenebrarum’ refuerza
lo dicho aumentando los decibeles del bajo sin dejar de dar cabida a los demás instrumentos,
esto también es perceptible en 'Fuego
negro', donde estos músicos se convierten en artesanos del dolor para infligirnos
los infinitos suplicios a los que está expuesta nuestra carne cuando es azotada
por el death metal más devastador, del mismo modo transcurre ‘Ux –Utul’, salvo que aquí los coros sopranos simulan
ser fruto de la dualidad descarnada de ‘toro’,
quien tensa nuestros nervios con la deformidad de su voz y con un telón de
fondo que roza con lo cinematográfico, de hecho me recuerda mucho a Jerry Goldsmith en ‘The Omen’ pero en una versión
extremadamente brutal; no obstante, debo de admitir que las secciones
grandilocuentes son excesivamente ostentosas cuando son acompañadas por otras
más sencillas, que se hacen demasiado mínimas a mi gusto, creo que si se logra
encontrar el punto de convergencia entre ambas partes estaríamos hablando ya de
un trabajo que bordearía la genialidad, motivos no le faltan, si te mantienes
atento a ‘Martir Infame’ te
darás cuenta que no es un simple ataque al Cristo, su elocuencia encierra toda
una maqueta de sonidos superpuestos que se desarrollan por trechos progresivos en
los que azarosos riffs ceden lugar a las potestades de la escala arábica,
¿nada mal no?, en ‘EL Dolor de La Noche’ se hace un homenaje al poeta Jose María Eguren con una interpretación
nébula de sus versos. Nuevamente la melodía agoniza torturada sobre la piedra
del sacrificio, y cada línea recitada por ‘Toro’ es una daga que se hunde milímetro
a milímetro en el pensamiento de este poeta.
Atención que llegado a este punto se ingresa a un intervalo que divide el álbum en dos.
Hasta aquí se asienta la idea del desorden cósmico que extiende sus sórdidos tentáculos
en ‘Primigenia’, una especie de Big Bang que materializa la imperfección
del mundo en fenómenos que desafían las reglas técnicas del metal extremo. Su vorágine
nos azota por dentro moviendo todo sentido de uniformidad. En tanto que ‘Cosmogonia’ sirve como un preámbulo para
‘Elohim’, primer single promocional en
el que somos testigos de la emancipación de una sinfonía transfigurada por el
aquelarre de cuerdas. Esto mismo se vuelve como una marcha fúnebre, que entre bombos
y trompetas, confiere autoridad al ‘Señor de Los Condenados’, quien pone en
ruta hacia el averno a todos esos santos decapitados por la superchería de sus dogmatismos.
Para cerrar esta obra tenemos a ‘Baal Ner Tamid’, dónde las piezas orquestales arman un andamiaje sólido, y a su vez, suficientemente telúrico para darle la orientación metalera que necesita,
todo ello enriquecido con reminiscencias del avant garde que destaca por la originalidad de los ritmos y timbres,
las aportaciones de voces femeninas es otro adicional que cabe mencionar, mientras que en el tema lírico, la raigambre teofóbica se enfrenta a la abstracción pura descabezando a
raimundo y todo mundo con planteamientos entroncados en el sufrimiento humano, la
materia viviente y el cosmos.
Tenebria en estos más de 50 minutos de ‘Baal Ner tamid’, ha captado
toda una identidad que los describe como precursores de un estilo de música muy
difícil de lograr, dada la laboriosidad para crear todo un concepto que mueva
los ejes de sus aspiraciones artísticas. Después de varios años debo decir que
estamos pasando por un momento de bonanza en nuestra escena, con discos de calidad
y sellos que se comprometen a darlo todo por brindar un resultado óptimo con
producciones que fácilmente pueden ser catalogadas como de ‘primer nivel’
en otros países de la región, solo que la falta de respaldo hace que estas
joyas se invisibilicen injustamente. No esperemos que pasen 30 años para recién
valorar discos que representan un antes y un después en nuestra historia, yo
como ferviente difusor del ‘movimiento etnometalerista peruano’ te invito a
escuchar esta obra que, en mi opinión, marca nuevos desafíos en lo que respecta a
hacer metal en el Perú.
[review] [content title="Resumen" label="Puntuación"]No esperemos que pasen 30 años para recién valorar discos que representan un antes y un después en nuestra historia, Tenebria en estos más de 50 minutos de ‘Baal Ner tamid’, marca nuevos desafíos en lo que respecta a hacer metal en el Perú. [/content] [item value="9"]Arte de Portada[/item] [item value="9"]Sonido[/item] [item value="10"]Líricas [/item] [item value="9"]Innovación[/item] [item value="10"]Producción[/item] [/review]
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