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Cárcava se vuelve un referente importante en la construcción de identidad con su último trabajo de nombre "Chamanes", un álbum que obtiene un desarrollo más amplio en su producción con respecto a sus discos anteriores. Los chiclayanos saben rescatar las raíces folklóricas de nuestro país y así proponer una aproximación distinta a la cosmovisión mochica sin sesgar toda esa aura mística y sangrienta que caracterizaba a esta cultura del antiguo Perú. Encontraremos muchas historias de la tradición oral que han pasado, de generación en generación, hasta llegar hoy a nuestros oídos con la visceralidad incólume del death metal y un lirismo antiguo que sigue los dictados del paroxismo vocal, logrando con esto crear un ambiente idóneo para encarar a las fuerzas regresivas de la noche con el aplomo suficiente.

               

"Chamanes" dispone de dos fuentes de inspiración, la primera consta de una mejora sustancial en sus capacidades para sortear el tormentoso oleaje de las limitaciones técnicas. Ahora se les escucha más ordenados y orientados a aplicar un sólido bálsamo sobre ese cadáver momificado que representa su primitivo metal extremo. La segunda inspiración encierra el deseo de unir las interjecciones del dolor, de la aflicción, del temor y de la decadencia para representarlas desde el universo sagrado de los moche y llevarlas a un real entendimiento desde nuestra cultura moderna, para que las demás personas puedan sentir lo que la música transmite, eso es lo importante y lo que la hace valiosa. Fuera de ello, hay algunas canciones que escapan anacrónicamente para abarcar temas contemporáneos referidos a la crisis de la salud como en "Nosocomio" o enfocados a la ola de violencia de fuerte connotación sexual como en "Esclavo del morbo", no obstante; el trasfondo perenne tiene que ver con la omnipotencia de la muerte en la cosmovisión del antiguo Perú.



De esta manera surge "Cuchillo ceremonial", alimentando el sadismo ritual con un sonido punzante que acompaña muy bien a los interludios entrecortados, asimismo; se insiste mucho en un cierto carácter rudimentario que justamente acaba en un reciclaje tonal debido al acercamiento esencial, más que complejo, en el estilo de tocar de ambos guitarristas, Beto "El Brujo" Ibáñez y Jeison Bohorquez, lo cual sigue siendo un camino válido en sus pretensiones de sonar simplemente brutales. "La Huaca del Brujo" continua con los códices de su predecesor y su buen intercambio de hostilidades, las guitarras se lucen un poco más y el infatigable trabajo del bajo y batería alcanzan la misma sonoridad que el resto de instrumentos. En "Ritual ancestral" se nos induce a un trance típico de las ceremonias chamánicas, lo que resulta realmente plausible al representar la visión de estos acontecimientos en un ciclo regenerativo de espanto que incluye también a "Viendo muertos" como parte de la misma experiencia. Concluimos entonces que nos encontramos con un disco sólido y de muchas mejoras por delante, así que esperemos que esto continúe en pos de una consolidación definitiva.

Cárcava hace hablar a los muertos con "Chamanes", un disco que interpreta sus augurios con un atronador death metal; además de preservar nuestra mitología ancestral y la ideología imperante sobre el origen del mal.

Lista de Canciones: